En la LII edición del Certamen Nacional de Arte de Luarca resultaron ganadores los artistas Gonzalo Prieto (San Sebastián, 1971) y SIlos (Villanueva de la Serena, 1963), Premios Ayuntamiento de Valdés y Fundación Caja Rural de Asturias respectivamente.
Dentro de las actividades relacionadas con el CNAL, con la finalidad promocionar y de contribuir a la visibilidad de los artistas, se realiza una exposición individual de los ganadores y se edita un catálogo de cada artista.
Mapas de mi memoria
"No todos los que deambulan están perdidos"
J.R. Tolkien
LA MEMORIA, PROTAGONISTA.
Easonense de nacencia, los 51 años de Gonzalo
Prieto Cordero se nutren del recio, noble y
esforzado ser que de suyo define a las gentes
de los valles del Duerna y del Jamuz y a todos los
leoneses. Los escenarios y vivencias de su infancia,
en Destriana y Torneros, determinaron, tras cursar
el bachillerato, su actividad profesional, titulándose
como Ingeniero Técnico Agrícola en la capital del
río Carrión. De carácter abierto y próximo, sencillo y
emprendedor, vive con su mujer, Cristina, y con la hija
de ambos, Alicia, a caballo entre León y Cerezales del
Condado (León).
Animado por su innata habilidad para el dibujo, en el
2003 Gonzalo se inscribió en el Centro Leonés de
Arte, a la sombra de las torres de la Pulchra Leonina.
Bajo la maestría de Miguel Ángel Febrero y László
Bartha inició el trasegar de caballetes, pinceles,
paletas, lienzos, aceites y trementinas en que se halla
atrapado. Allí lo conocí y fui testigo de su evolución
imparable. Hasta que un día, armado de la ilusión y
el oficio precisos, determinó presentarse a los
certámenes de Pintura Rápida convocados en pueblos
y ciudades de nuestra geografía. Expuesto al parecer
de miles de aficionados y curiosos, a la competencia
de cientos de artistas y al fallo de decenas de jurados
se ha forjado Gonzalo como el pintor que es hoy.
El 8/9/2008, en una reseña que le hice en el Diario de León, escribí: _”...Él conoce sus posibilidades y sabe que tiene un horizonte amplio por delante. Por ello merecerá la pena seguirle la pista. Las perspectivas son buenas…” Apenas 14 años después, nuestro artista, con su incansable afán de exploración y superación, ha transitado por el realismo, el informalismo, el surrealismo, el expresionismo y cuantos ismos quieran ustedes y ha experimentado con todo tipo de técnicasy formatos. ¿Resultados? En su currículum figuran
cerca de un centenar de premios, distinciones y reconocimientos, amén exposiciones individuales y colectivas. De entre los premios me permito destacar los dos más sobresalientes que obtuvo el año pasado: finalista en el LIV Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura (Madrid) y ganador del LII Certamen Internacional de Arte de Luarca.
Hoy, como parte del galardón obtenido en la villa del concejo asturiano de Valdés, Gonzalo Prieto Cordero comparece ante los luarqueses con una exposición de hondo calado, por la relevancia y significado que para el autor entraña el contenido de la muestra: la geografía de su memoria, el retablo de sus estados interiores, los ecos de su peripecia vital. En una suerte de caleidoscopio, a través de 19 acrílicos, Gonzalo nos expone sus quimeras y desvelos, los oleajes y mareas de su mundo interior, en una narración no falta de esoterismo, verdadera acción introspectiva con que regurgitar y visibilizar los archivos de sus adentros.
Inició la serie en julio de 2020, poco después del fallecimiento de su padre. Zarandeado por sensaciones y sentimientos encontrados, decidió bucear en sus recuerdos, llevar al lienzo aquellos que tenían un mayor significado para él y encajarlos en hojas cartográficas reales, en clara alusión a sus raíces y a la búsqueda de nuevos rumbos. Con esa tramoya básica, en cada una de las obras, más o menos crípticas, fluyen y se visualizan objetos, coyunturas, escenarios… aparentemente
inconexos, unas veces, otras, en sinergia clara. El espectador puede intuirlos observando los elementos que por su reiteración y tratamiento perfilan, en alguna medida, la finalidad pretendida por el autor: la comunicación de su mundo.
Se adereza la muestra con dos citas de literatos universales:
La de Tolkien, al inicio, define con autoridad y
precisión meridianas la trayectoria y postulación artísticas
del pintor; la final, de Borges, refuerza y describe el
objeto de sus propuestas. Con esos referentes, Gonzalo
nos plantea constantes iconográficas, compositivas
y plásticas que conforman sus estados personales.
El tiempo, la luz y la vida, principio y fin, gobiernan su
discurso. Desde los orígenes del género humano hasta
la anarquía absoluta, pasando por la tierra, madre, la
percepción sensible, las debilidades, ensoñaciones,
alardes, proyectos… Con sus claves y simbolismos: la
cartografía, memoria y futuro, la paleta, emociones,
tensiones; las figuras humanas y animales, sintonías,
afectos; el mobiliario, el intercambio, el sosiego… Todo
envuelto en atmósferas encendidas, diversas, sorpresivas,
casi surrealistas.
La exposición, de una ejecución técnica magistral
y una trama conceptual veraz y atrevida, es un
soliloquio a todo color. Un autorretrato parcelado,
poliédrico, con planos familiares, culturales y sociales
que interaccionan con el ser del pintor y trascienden el
conglomerado de recuerdos que quiere mostrarnos.
Llegados a este punto, creo que lo que conviene es
que ustedes hagan su recorrido, cuadro a cuadro.
Aborden, escudriñen y disfruten la obra de este
gran pintor. Yo, si me lo permiten, al hilo de lo que
escribí en 2008, sigo apostando por él. Y es que,
en efecto, Gonzalo sabe lo que quiere. Porque sabe
que puede. Porque sabe lo que tiene. Nosce te ipsum,
acuñaron los griegos y nos legaron los romanos…
Conceptualmente, un espejo dentro de una foto es una tautología, una redundancia del sistema de representación. Mucho más si las fotografías son autorretratos.
GONZALO PRIETO no sólo se fotografía a sí misma, además se representa entrando y saliendo de los espejos, un acto que refleja en sí mismo el hecho fotográfico del autorretrato. Beatriz celebra en cada foto un ritual que la lleva a través de varios umbrales, en un viaje de ida y vuelta repleto de cargas simbólicas.
Manuel Linares-Rivas de Eguíbar
Yzagre, Abril 2022
Territorio vaciado
TERRITORIO VACIADO.
Territorio Vaciado es un proyecto fotográfico que aborda los efectos de la despoblación sobre el territorio y su memoria. Alude a temas universales como las raíces, la pertenencia, la construcción de la identidad, el desarrollo sostenible y la migración, frente a ciertas políticas de rentabilidad que fomentan y permiten el vaciado del mundo rural, provocando la degradación de la naturaleza y el paisaje.
Territorio Vaciado es un proyecto de carácter emocional que se caracterizado porla diversidad de enfoques: la visibilización de la soledumbre, la exploración del territorio, el enaltecimiento de lo pequeño, la denuncia del deterioro paisajístico y la expresión de sentimientos e ideas. Mirar la realidad sin juzgarla pero reflexionando sobre ella. Sorprenderse con la eclosión de un insólito objeto en la escena y preguntarse cuál es su papel en la historia. Evidenciar la intrusión visual de elementos artificiales ajenos al paisaje.
José Antonio Calderón "Silos"
ITINERANCIA FINALIZADA. Casa de Cultura del Ayto. de Valdés y Sala Borrón, Oviedo.